Imagine un elixir sabroso y burbujeante que estalla en su lengua. Está lleno de probióticos. Estás viendo kéfir de agua. Disfrute de este delicioso brebaje, que no sólo hace cosquillas a sus papilas gustativas sino que también alimenta su estómago. Nos sumergiremos en el universo efervescente y aprenderemos a crear esta bebida mágica. ¿Más ayuda?
¿Qué es exactamente el kéfir de agua? Imagínese pequeños granos que se asemejan a cristales translúcidos. Estos granos contienen bacterias y levaduras que trabajan en armonía para transformar el agua azucarada. ¡Esto es como una sinfonía!
Los granos de kéfir de agua, el azúcar y el agua son los ingredientes básicos que necesitarás para comenzar tu propio lote. Esto suena bastante fácil, ¿no? Es sorprendente cómo se transforman estos ingredientes.
Vierta el primer paso, disuelva el azúcar en agua de manantial. Utilice agua filtrada o fresca. El agua del grifo puede contener sustancias químicas como cloro y otras sustancias que pueden dañar los granos. Después de que el azúcar se disuelva, deja que la mezcla se enfríe hasta que alcance la temperatura ambiente. Agrega el grano de kéfir después de que el azúcar se haya enfriado. Aquí es donde comienza la magia.
Cubre la mezcla sin apretar en un frasco con un filtro de café o de tela y una banda elástica. Esto permitirá que se eliminen los gases que se producen durante la fermentación y, al mismo tiempo, mantendrá alejados a cualquier invasor no deseado, como polvo o insectos.
Es hora de esperar. Mantenga sus frascos a temperatura ambiente durante 24 a 48 horas. El tiempo exacto dependerá de varios factores como la temperatura ambiente, el gusto personal y otras variables. Los ambientes más cálidos aceleran la fermentación mientras que los más fríos la ralentizan.
Durante este tiempo, los cereales trabajan duro para consumir azúcar y producir dióxido de carbono (la efervescencia), así como ácidos y probióticos beneficiosos. Si notas burbujas, significa que el proceso avanza bien.
Después de 24 a 48 horas, cuele los granos con un tamiz que no sea metálico (el metal es duro para ellos). ¡La primera tanda de kéfir de agua ya está lista! Espera, hay más diversión por venir.
Puede que en esta etapa sea un poco dulce y no gaseoso. La fermentación secundaria es la clave para agregar sabor y brillo adicionales. Vierte el líquido que has colado en botellas. Deje algo de espacio libre encima para permitir la carbonatación.
Puedes ser creativo y agregar hierbas, rodajas de fruta o incluso vainas de vainilla. Agregue un poco de jengibre o vainas de vainilla para darle un poco de dinamismo. Selle herméticamente con tapas abatibles o tapas para evitar que se escape la carbonatación mientras fermenta durante uno o dos días.
Tenga en cuenta que la paciencia es la clave. Asegúrate de vigilar las botellas, ya que pueden explotar si no las revisas con regularidad.
Una vez que haya alcanzado el nivel de efervescencia deseado, colóquelos en el refrigerador para detener el proceso de fermentación.
La versatilidad del kéfir de agua lo convierte en una bebida estupenda. Combine cócteles sin alcohol con batidos o bases para disfrutar de infinitas posibilidades. Experimente para encontrar la mezcla perfecta que se adapte a su paladar. Haz bailes felices en cada sorbo.
Los granos trabajadores seguirán dando si se tratan adecuadamente. Después de cada lote de grano, enjuáguelo suavemente con agua dulce sin cloro. Repetir el ciclo indefinidamente.
Entonces, ¿por qué no intentarlo? Disfruta los frutos de tu trabajo, bébelos y saboréalos. Esto te hará más saludable.